Por tanto, las hambrunas son más bien una consecuencia de las dos causas anteriores, guerras e inestabilidad política y social, que del subdesarrollo en sí mismo. En muchas ocasiones el hambre es fruto de causas políticas como la acción de guerrillas que utilizan el alimento como arma para socavar apoyos al gobierno, o viceversa. Uno de los ejemplos más sangrantes se vio en el Genocidio de Biafra, donde miles de personas murieron de hambre al cortar el gobierno de Nigeria el suministro de ayuda humanitaria a la población de las zonas separatistas (Vilariño, 2004, p. 53). Algo parecido sucedía en Etiopía, la cual destinaba grandes recursos a luchar contra los independentistas de Eritrea y posteriormente contra el ejército invasor de Somalia (Gott, 2007, p. 389-395), mientras la población moría de hambre.