San Ignacio es uno de ellos. La Diosa Cipaltomal, conmovida con lo acaecido, tomó su prendedor y se lo puso en el pecho a Ometepetl, donde instantáneamente comenzaron a formarse los dos volcanes: Concepción y Maderas. Puedes revocar tu consentimiento para recibir el boletín en cualquier momento. La clasificación por estrellas (de 1 a 5) muestra la media de todas las opiniones. Caballeroso pero en absoluto agradecido su gesto. Lo más reseñable de este lugar es el placer de bañarte en una playa de agua dulce sin temor de ser devorado por un tiburón -que los hay aunque quedan muy pocos-.