Pelé vio llorar a su padre tras el «Maracanazo» de la Copa Mundial de Fútbol de 1950 y le prometió que ganaría el título, por lo que se esforzó para lograrlo. Lo contrató el BAC, por lo que se mudaron a Baurú, allí siempre pasaron apremios económicos. Tenía como ídolo a su compatriota Zizinho y era hincha del Vasco da Gama, que contaba con la generación conocida como «El Expreso de la Victoria».