En ese partido, que terminó sin goles, Yáñez reemplazó a Jorge Neumann y en el poco tiempo que estuvo sorprendió gratamente por sus agresivos desbordes por la banda derecha. Tras el título la fama de Yáñez creció como la espuma. Poco después formaría parte de esa histórica Roja que llegó a la final de la Copa América, en tres dramáticos partidos de definición con Paraguay.